miércoles, 15 de enero de 2014

Tornando a la senda…

Tornando a la senda…

Rompiendo el alba me he topado con las piedras milenarias
De un lugar donde saciar mi sed, donde lavar mi piel acrisolada
Un minúsculo aguadero de bestias que supo dar cuenta de su manantial
Ofreciendo su savia fresca, su tesoro escondido, a los sedientos viandantes,
Caminantes de paso, lugareños de crianza y caballerizas de sostén.

A tiro de piedra se halla, encomiable lugar donde dibuja el horizonte
Esa silueta silente que fluye sobre la llana campiña, ese trigo embebido
Por gotas de rocío en la alborada, desdibujando la mirada perdida.
Dejo que me atrape su sortilegio, su mágica esencia al detener mis pasos
Sorbiendo la cristalina savia de su vientre,  agua fresca que riega mi afán
Para alinear mis huellas en sus pétreas calles de brillante granito
Al encuentro de un fanal perenne, avivado con fervor por sus acólitos
Día y noche, nutrido por sus sudores, aligerando sus pesares, llenando sus vacíos
Así, prodigioso hace sentir a aquel que se entrega a su devota protección.
Runas pintadas en las otrora lejanas piedras de un túmulo antiquísimo
Han dibujado las noches del retiro, han amoldado la extasiada reclusión del Abad
Lejos de materialismos fatuos, de disipación del cuerpo y del alma
Búsqueda de un yo perenne, escondido tras hojas de marchita existencia,
Hasta que el astro rey corona una mañana el cenit, y enciende su candil
Mariposa de luz que muestra la vuelta a la senda, ese sino inviolable, erguido
Sobre un horizonte de girasoles alineados, cuan escolta al viajero hambriento
Derrochando generosidad para con los otros, magnificencia con el harapiento
Cercano con el desheredado de la urbe, el esquilmado de los pueblos.
Así me arrimo esta mañana, tras pausado pensamiento en el aguadero del Pilar
A recorrer unas calles desvestidas de transeúntes, al romper el alba
Así lo quiero, para saber sentir, para aprender del silencio, y sorber los ruidos
Que siembran los rincones de esta silueta que desgrana el cielo, cuan púa

Que retoza bajo el domo centinela, de estrellas preñado, a la espera del sol.
Pasan los días y el prieto frío del renacido almanaque se ilumina en mi ardor
Otra vez, vestirás de espíritu cordial a las personas que se arraciman a tu rededor
Harás siembra de nuevas aptitudes magnánimas, de ecuánime pitanza a cada uno
Pues todos son herederos de tu estirpe legendaria, hombres quebrados de piel raída
Y corazón fuerte, mujeres que saborean el buen sentir de sus parejas en la lumbre
Apretujados, piel con piel, para guarecerse del frío, compartiendo la más bella savia.
Un sorbo del zumo sacado a esas vides generosas compartiré con fervorosos zagales
Observando, comparando sus rasgos, que son lienzo donde nacen las huellas lejanas,
De cuando fueron sus padres, sus abuelos, sus otros ascendientes, quienes estaban
Una repetida, deseada y promulgada tradición que escribe en el céfiro su aroma
Vestida de tiempo, cordialidad y esencia milenaria que se desgrana lentamente,
Los mejores sorbos, la mejor sonrisa, el candor más munífico, así son en mi tierra
Ese perfil mucho más amplio, que eleva agujas y cortes, que brinda al viajero
El  conspicuo acogimiento, sin menospreciar origen, ni estamento, de forma sencilla.
Por todo no me olvido de nadie, no nombro a miles de asideros donde agarrarme
Sino que dejo mi sentir flotando cuan velero en un pantanal a la espero del arpegio
Que acompase su velamen y sus vientos, para circunnavegar el periplo de las saetas
Esas que marcan el paso de las arrugas a nuestra piel, y tiempo de alias le hacemos
Mas sí, te recordaré cuando un año ha, me sonó tus cerdas, me brindó la alegría
De compartir un instante mágico con una garganta rendida, por ello no más te digo
Y sin dejar nada en el camino, te repito…Dale, dale Lata, que vibren nuestros vellos.
Viva Trigueros, sus gentes, su Abad, y todo aquello que nos hace ser Inmens@s.


©Santiago Pablo Romero. Bluesman. SAA14.TRIR.

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