Asideros, mi sortilegio, tu hechizo…
A tiro de piedra del sueño
Escribes en mi retina
Con la destreza que tú sola puedes
Naturaleza excelsa.
Delineas unos trazos nítidos
Entre bruma temprana de húmeda savia
Y me atraes a tus entrañas
Asido de esta sinusoidal entre congéneres.
Paso a paso, de exhalación a sopor
Creciéndonos en los descensos
Apretando los dientes en las crecidas
Dejándonos acariciar por la brisa acuosa
Cargada de sortilegio y risas
De misceláneas y contrastes de color.
El aroma del romero se me incrusta en la dermis
Y siento al castaño jadear a mi paso,
Me llama con su mirada rutilante, el tilo
El sudor nos invade, cuan flor empapada
Se nos hace río entre meandros de piel oculta
A ojos de la piedra, a lomos del embeleso.
Parecidos son los humedales del céltico atavío
Entre pequeñas cosas, enseres de áurico proceder
Y mágicos escondrijos de salamandras
Escurridizas al paso del hombre
Ruidoso manantial de gorjeos inverosímiles
Acicalando parejos próceres de voz diminuta
Apacentando sobre laderas de polvo escondido
Quimeras de vate seducido, bebiendo de tus manos.
Y soñaremos que allí hallamos el sino
Ese reducto imaginario que portamos dentro
Entre silentes espadañas que se elevan al cielo
Dejándonos rodar por entre los suelos
Culminando un acervo de señales en la hojarasca
De verde bravío a marrón dorada sequedad
Extenuando al fuerte, doblegando al frágil
Cuan cristales que descomponen la luz.
Hechizos hemos de cantar a la brisa del bosque
Portadora del azahar rendido de la castaña
Y las púas del tallo, amedrentando al ladrón
Usurpador de quimeras desclavadas, del chirrido
Que desafinó la aurora en brumosa forma,
Vencida por la fulgente hendidura en su pecho
A prevención del sol, magnánimo juez del cenit
Señor orate que quiebras la amanecida en clareo
Vertiendo alientos circunspectos sobre el redil
Que satisfecho vuelve al resguardo del aposento.
Esparzo mi embriagada alegría, en este recodo
Donde paciente espero, la nueva florecida…
©Santiago Pablo Romero.Bluesman.
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