martes, 9 de junio de 2015

Nada cambia…

Nada cambia…


Cuelgan dos trozos de algodón suave
en sendas volutas de aire díscolo
quedando al sol desnudo ronronear
frente al índigo manantial.

Espolvoreas tus mejillas tersas, dóciles
con ambarinas gramíneas aventajadas,
desmenuzadas con dedos delicados
apenas a rebufo de mis sienes.

Sigo dibujando, lento, sin más pincel
que el organillo ronroneando en mi testa ajada
a sabiendas de tu danza impenitente
sobre la mar añil, en el equidistante espacio curvo.

Pasos medidos me llevan a tu ventana abierta
a mirar en la oscuridad fresca de tu alcoba
aguardando sonreír al primer aldabonazo balsámico
que me congratula precediendo a tu pasear tranquilo.

Nada cambia, igual que ese día de trazado recuerdo
sigues bebiendo teselas de mar, gramos de cielo
ofreciéndome el más excelso espejo, de azul intenso
donde juego a ser zagal, y sorber tu colosal reflejo.

©Santiago Pablo Romero. Bluesman.

Imagen: Olina & JacqPaRo.

1 comentario:

  1. Wow...! con estos corazones que siempre han tenido esta juventud y belleza de entrega, el paraíso pone el mejor ajuar para recibirlos con una gran fiesta la del amor brindando todos y acompañarlos con aplausos ante el vals del amor infinito que guardan esos ojos de ambos en una sola mirada de pasión regocijándose en el bravío mar de su amor...!! Oh my God con ustedes están cada día más mágicos, aaah pasen ese elíxir, que cada día el crepúsculo cómplice los reviste de su fulgor...!! Ana Díaz y Santiago Pablo Romero poetas, los queremos amigos, son un bombón de vida unidos a sus hermosas hijas...!! Abrazos...!!

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