domingo, 28 de junio de 2015

Voces en el aire…

Voces en el aire…


Dos ladrillos
Con manos sucias de cemento
Raído el atuendo
Un muro creciendo entre los dos
Una roca caliza,
Tres agujeros, del ácido, carcomidos
Voces retumban en la sien del ciego
Mientras baja la calle de en medio
Tropezando con cuerpos inertes
Un lazarillo que destripa las últimas uvas
Y se come el queso ante su afán de control
Voces en el aire
Guías, o pérdidas sin compasión
Cubre los últimos ante el patíbulo de la plaza
Sin comprender
El suelo se abre a fuerza de dentelladas lentas
Devuelven al polvo
Su esquela escrita bajo el alunizaje del lobo
Hay dos incunables con siete siglos, mirándole
Los zapatos raídos por el suelo avariento
Caen las monedas lastimosamente
Antes de que el pan se agriete
Bajo el efecto húmedo del almidón cerúleo
Llegan los olores agrios de la naranja destripada
Tras conseguir desembarazarse del árbol altivo
Ella defenestrada llora y vive
Sigilosos los transeúntes aplauden la guitarra
Cuando baila sola
Sin nadie que la sostenga
Qué sabrán de magias, vudús o sortilegios negros
El hombre de plata se encoge de hombros
Y al final de la calle, la lluvia comienza a caer
Todo parece no tener sentido
Pero tú, me buscas bajo las piedras
Tras las catedrales llenas de sucias culpabilidades
Sin comprender que me hallo en el suelo
En el cielo
Bajo la lapidaria mirada de un viejo de caneada barba
O en el rebufo de corcel en las aguas del lago
Serénate y mira lejos
Sin querer hallar
Y me tendrás a tus pies
Porque nada hay sino llevar el mejor pastel al café
Cuando las volutas se desdicen
A la vez de las mil cuchareadas vueltas sobre el cristal
Ronronea el negro bajo su sombrero
Dejando que todos rían
Sin importarle la escafandra de quien sueña con pecios
Tras los lodos de caídos en las batallas
Agujereando las conciencias
Todo se diluye torrentera abajo, por el verde valle
Igual que una vez fuimos zagales
Ella sabe del espejo cruel, devuelve a quienes no deseamos
La música suena lejos, muy lejos
En el mismo centro de tu vientre
Pidiendo, llamando, exigiendo, dos envites de amor
Nadie ayuda
No corren despavoridos en dirección opuesta
Yacen los cuerpos en las cunetas
Dos persianas esconden la poca luz que escapa
La piedra rompe la mariposa
El aceite se derrama
Jadean las jóvenes tras la primavera
Bicicletas desvencijadas suben la cuesta del olvido
Sin sentido, pensarás
Pero no, dejo que mi raudal se estremezca
Se estire, se congratule consigo mismo
Apedree tu podredumbre
Se aposente bajo las penumbras de la larga noche
Disgustando al prócer del balcón
Sabedor del que hielo no será suficiente
El calor es inmenso
Ya no quedan peces en el fondo del vaso
Tú contoneas tus caderas
Buscas mi mirada, alfiler que cercena mi ardor
Tarantelas de verano se escogen
Bajo el acueducto romano, y los grillos sintonizan
Melodías de aguaceros para refrescar
Frutas maduras descuelgan su dulzor
Mi boca se enjuga con tu manjar
Bebo del delta venusiano de tus deseos fúlgidos
Acaso hallar la pecaminosa salida
Donde fuimos ángeles libidinosos
Expulsados por la inverosímil erección imposible
Con cinco sentidos
Duermo la siesta, al otro lado del sur
Sin engatusar a visigodos, godos, o judiciarios prístinos
Rogaré al dios sin barba
Rezaré ante la efigie llorona de tu madre
O brincaré en la estacada de un hombre perdido
Pero nuca cejaré de hacerte el amor
En las esquinas
Bajo el abedul que nos sombrea la candorosa tarde
E incluso en el confesionario donde habitamos
Para asir el pecado
Pelear bajo la dulce miel de tus labios
Cual esquizoide incrédulo
Sin sentido, dirás, y me reiré, al ver tu cara
Gimoteando en mi locura, de cordura cierta
Otro chocolate con el estío explotando
La avellana está en flor, el rojo de tu cutis me enerva
Cejo en el empeño
Bajo la guardia, te siento verter el ácido en mis entrañas
Pero no importa
Es tu deseo, morirme en tu sueño, tu deseo otorgo
Para poder partir
A los fiordos de Odín, donde la plata es azul
El río se regocija de mi flotante cuerpo sin estela
Ya nada queda
Sino el blues, que aún la brisa no cercenó
Muerto me voy,
Mi sonrisa puesta bajo la arcada
Esperando, nada más, un beso de adiós
Tu beso entregado, tus labios hervidos, tu mueca perfecta…

©Santiago Pablo Romero.Bluesman.

Imagen: JacqPaRo.

2 comentarios:

  1. Sencillamente sublimes tus versos, es como si hubieras abierto las ventanas de una casa abandonada pero llena recuerdos, de miseria y de momento salieran todos a la luz como un grito… Tres agujeros, del ácido, carcomidos…Voces retumban en la sien del ciego…Mientras baja la calle de en…medio…Tropezando con cuerpos inertes…. Serénate y mira lejos…Sin querer hallar…Y me tendrás a tus pies…Porque nada hay sino llevar el mejor pastel al café…. Que metáforas tan maravillosas de la miseria humana, de los sentidos, del hambre, las injusticias, todos los deseos no importa el nombre se reflejan en tus letras, que Inmenso eres querido poeta aun no has llegado a la cima para muchos y el tesoro de tus letras es gigantesco…. Ya nada queda.. Sino el blues, que aún la brisa no cercenó…Muerto me voy,…Mi sonrisa puesta bajo la arcada…Esperando, nada más, un beso de adiós…Tu beso entregado, tus labios hervidos, tu mueca perfecta… Que maravillosa música no se te escapa nada. Hoy no pensaba abrir Face pero tus mágicas letras son como un imán que atrapan, gracias poeta, que lujo.

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  2. “Voces retumban en la sien del ciego, Cubre los últimos ante el patíbulo de la plaza, Sin comprender, Todo parece no tener sentido Pero tú, me buscas bajo las piedras Serénate y mira lejos, Pero nuca cejaré de hacerte el amor, Ya nada queda Sino el blues que aún la brisa no cercenó, Es tu deseo, morirme en tu sueño”. Felicidades poeta Caminante Bluesman, por esta ideología, filosofía de vida con un gran espíritu, legado pleno de valores por la vida, por el hombre mismo, siendo blues de luz pasas a ser reflejo de “Voces en el aire…”, cada verso es un grito sobre las atrocidades o malignidades, heridas fuertes del alma en donde la piel desgarra el grito interior causado. Poeta eres cual Federico Nietzsche con su mágico y realista Zaratustra cantando a la sociedad, injusticas a la dignidad. También tus letras cual Victor Hugo, con Los Miserables, fulgurando el presente de la sociedad en su contexto. Gigante eres poeta Santiago Pablo Romero, tu legado un eco que llega al corazón transformado en valores por la vida con ese toque de esperanza asidos por el cielo de verdad, justicia, lucha, formando con tu espíritu blues esa aurora de todos los tiempos, que viste de cielo el espíritu de la humanidad en un mismo brillo, la libertad y dignidad en una sola “Mueca perfecta”.

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